En la calle 28 de Julio, en el distrito de Miraflores, un joven de 23 años tenía un estudio en el segundo piso de su casa, en el cual escribía cuentos, además de estudiar en la universidad.
Una noche un gato, lo cual lo desconcentraba, así que abrió la venta e intento espantarlo, pero este se quedó. Desesperado,, agarro un pisapapeles, el cual le había regalado su abuelo, y se lo tiró, haciendo un ruido estruendoso, el animal se fue. Al dia siguiente, fue a la casa de la vecina a recoger el objeto, al ser amigos esta lo dejo pasar y luego de un buen rato no encontró ni el gato ni el pisapapeles. Esta le dijo: “La próxima semana van a venir a limpiar, ahí aparecerá.”
10 años después, este joven trabajaba como periodista en Paris. Tenía muchas aficiones, una de ellas ir a tiendas de antigüedades. Entró en una, en la que había un vendedor gordo de pelo largo al que saludó y luego pasó. Al estar observando distintos objetos, sobre un mostrador encontró el pisapapeles, por lo que asombrado preguntó “¿Qué hace el objeto ahí?”, el vendedor respondió “Usted lo tiró”.
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