El cuento narra acerca de la vida de un hombre el cual quería mucho a sus animales, pero sobre todo a un gato negro, por el cual siempre sintió mucho cariño. A lo largo del cuento recae en un problema de alcoholismo, lo cual destruye su vida y la de sus seres queridos, incluyendo al animal. Al comienzo le cuesta mucho infligirle cierto daño al animal pero conforme avanza el cuento pierde este sentimiento y comienza por sacarle un ojo, para terminar matándolo al colgarlo de un árbol cerca de su casa. Esa noche hubo un incendio el cual dejó la casa en escombros, pero lo más resaltante fue que una pared no se derrumbo y ahí ya sombra de un gato.
Esto hizo que el cargo de conciencia lo hiciera buscar un animal parecido el cual encontró en un bar y se lo llevo a casa, la única diferencia era que este gato tenía una mancha blanca. Pero poco a poco en vez de sentir cariño por el animal, sintió cierto odio y repulsión. Por lo que un día al ir a hacer los labores domésticos, al bajar al sótano el gato se cruza por lo que casi lo hace caer, totalmente enloquecido agarró un hacha y al intentar dale al animal su esposa interfirió, de tal manera que al zafarse de su brazo, le dio con el hacha en la cabeza, esta cayó muerta al instante. Al estar en el sótano, removió unos ladrillos de la pared e introdujo el cuerpo ahí, para no dejar rastro del asesinato.
Enloquecido fue a buscar a la bestia culpable de semejante acto, pero no la encontró, así se pasaron los días y el dormía tranquilo sin la bestia que lo moleste. Vinieron policías a indagar acerca de todo cuando al bajar al sótano, no encontraron nada y este en manera de mostrar que todo está muy bien da un golpe en la paren en la cual se encontraba el cuerpo de su esposa. Comenzó a sonar ruidos de ahí adentro, por lo que los policías tumbaron aquella pared, ahí estaba la prueba del delito, junto con el gato quien fue la voz delatora del asesinato.